El boletín expone un panorama que combina violencia física, económica y simbólica. Esto afecta de manera desproporcionada a las mujeres en áreas rurales y aquellas que se dedican a tareas de cuidado no remuneradas. La información contenida en el mismo se basa en datos oficiales de instituciones como el Ministerio Público, el Ministerio de Educación y Ciencias, y el Instituto Nacional de Estadísticas, de 2024, 2023 y 2021.
Una realidad persistente
Cada día, un promedio de 106 mujeres son víctimas de violencia en el ámbito familiar este 2024, según el informe. Las mujeres más jóvenes no están exentas de esta problemática: el 31,92% de las víctimas son niñas o adolescentes mujeres.
A pesar de las cifras, más de la mitad de las mujeres (51,43%) no denuncia porque no identifica lo que vive como un acto de violencia. “Esto refleja una barrera cultural y estructural que obstaculiza el acceso a justicia y protección”, señala el boletín.
La pobreza también juega un papel central en la exclusión de las mujeres. Más de una de cada cinco vive en condiciones de pobreza pobreza o extrema (23,44%), siendo aún más crítica la situación en áreas rurales, donde por cada 100 mujeres en pobreza en zonas urbanas, hay 148 en zonas rurales.
El costo de los cuidados no remunerados
La desigualdad económica es evidente: el 42,69% de las mujeres no percibe ingresos, una cifra que duplica la de los hombres (17,73%). De estas, casi dos de cada tres (63,64%) señalan que su situación está vinculada a las tareas de cuidado o labores del hogar, un trabajo que sigue siendo invisibilizado.
Además, el control sobre sus vidas sigue siendo un problema: una de cada cuatro mujeres necesita el permiso de su pareja para trabajar (26,53%) o simplemente para socializar con familiares o amigos (26,39%).
Un llamado urgente a la acción
En su presentación, el CDIA enfatiza que el abordaje de la violencia debe ser integral, con un enfoque preventivo desde las etapas más tempranas de la vida. “La erradicación de las violencias exige una transformación social y cultural profunda, donde el Estado debe asumir un papel central como garantía de Derechos Humanos”, señala el informe.
El boletín también resalta la necesidad de fortalecer los sistemas de prevención y protección, garantizar justicia y reparación a las víctimas y trabajar en la educación para eliminar las bases de las desigualdades.
“Abordar la violencia no es sólo una cuestión de reacción, sino de prevenir desde la niñez y adolescencia para construir una sociedad más justa e igualitaria”, concluye la CDIA.
El Boletín Estadístico #25N busca contribuir al diálogo público y sumar esfuerzos en la lucha por una vida libre de violencia para todas las mujeres.
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